Mi cuerpo es tu diario.
Amo como en él escriben tus manos
que desnudan mi silencio.
Mientras tus labios van narrando en él tus fantasías:
la cama se queja dulcemente,
la locura nos embriaga de infinito,
y el futuro se enamora de nuestro presente;
éste que escribes: rebelde
ajeno al mundo,
ajeno al resto de la gente.
Este del que somos personajes
y el amor su narrador omnisciente.
Marcos E. Cabrera