Fantasma de un sí


Ayer un nunca me robó:
el tal vez de tus ojos,
el ahora de tus manos,
y el siempre de tus labios.
Y me quedé con este pobre quizás
que no tiene con qué
pagar el alquiler de un mañana:
que me amenaza
con su puñal de frío,
con tu látigo de silencio,
con condenarme a vivir
entre las ruinas de tus besos;
mendigo de tu cuerpo,
esclavo de tu cama,
fantasma de un sí.

Marcos E. Cabrera